martes, 12 de marzo de 2024

CINCO MIL NOVENTA Y SEIS

 




Había dejado de asistir a las clases de macrobiótica, sin embargo hoy he hecho el pequeño esfuerzo y me ha sentado muy bien, de hecho he cocinado la papilla del desayuno que tan bien me sienta y estoy contenta.

Me han pasado tantas cosas durante los últimos meses que había descuidado mi alimentación, sobre todo lo mejor es el arroz integral, noto tanta diferencia que parezco otra persona cuando baso mi dieta en ese cereal.

Antes, cuando todavía no estaba centrada en la macrobiótica ni sabía lo que sé ahora, de vez en cuando me iba a Saint Gaudens, Cuisine et Santé, pasaba allí una temporada y además de encontrarme muy bien, volvía a casa con inspiración y ni por un momento se me ocurría saltarme la macrobiótica aunque simplificaba la comida debido a que no me gusta cocinar.

Es una gozada encontrarte bien y estar delgada, ambas cosas merecen la pena.

Ni azúcar ni lácteos, ni tomate ni berenjena, nunca solanáceas, ni carne, pocos huevos y así hasta el infinito.

En la macrobiótica se trata de olvidarse de las costumbres y reducir la alimentación.

Es preferible que todo sea ecológico pero si me resulta muy difícil, recurro a la verdura convencional, no es fácil encontrar verdura ecológica.

Antes iba a Bilbao los sábados por la mañana, había un mercado en el Arenal donde vendían maravillas pero ya no estoy para esos trotes.





No hay comentarios:

Publicar un comentario