domingo, 28 de agosto de 2022

CUATRO MIL SEISCIENTOS SESENTA Y CUATRO

 




Cuando era pequeña me gustaba lo que llamaban magia, se estilaba mucho hacer juegos de cartas y en las fiestas había ilusionistas.

Más tarde mi amiga Cayetana trabajó de ayudante de Tamarit y él le enseñó que lo que llamábamos magia no es tal sino que se llama ilusionismo.

La magia es otra cosas mucho más seria que puede estar relacionada con la química.

Cuando vivía en Los Ángeles e iba a India dos veces al año me compraba siempre la revista de lo que se podía hacer en Delhi y entre otras cosas anunciaban clases de mentalismo, garantizaban doblar una cuchara solo con la fuerza mental.

En Los Ángeles hay un lugar muy famoso llamado "The Magic Castle" en donde cené una noche y me divertí.

Se trata de un lugar en el que en varias esquinas se puede ver magos todavía poco conocidos que hacen sus especialidades y resulta muy entretenido.

A partir de ahí empecé a mostrar interés y ahora suelo ver unos programas que dan en Telecinco los sábados y domingos por la mañana llamados Got Talent en donde hay magos, ilusionistas y mentalistas que hacen verdaderas maravillas.

No me importaría aprender algo de eso.

Una vez en Delhi se me acercó un indio que me dijo que era yogui y que quería hacerme una adivinanza, me dio un papel y un lápiz en el que me invitó a escribir el nombre de mi madre. Me dijo que doblara el papel y se lo diera, así lo hice, lo metió en su bolsillo y me dijo:

Leonos Moyua

Me quedé en éxtasis y me marché, él me persiguió, quería hacerme algo más pero yo ya estaba saturada.







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