martes, 16 de agosto de 2022

CUATRO MIL SEISCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO

 




Tengo demasiado tiempo para pensar y no todo lo que me viene a la cabeza es bonito porque a veces en los asuntos maravillosos se mezclan recuerdos que tal vez fuera mejor olvidar.

Pienso en mi padre y le echo de manos, yo le quería muchísimo y él me adoraba, era la niña de sus ojos, todos lo sabían incluso en su oficina, en cuyo despacho siempre tenía una foto mía y los cuadros que le iba regalando cuando empecé a pintar al óleo en Madrid.

Siento no haber pasado más tiempo con él, ha sido una lástima que en esos años en los que hubiera podido estar y charlar con él y pasear, yo estuviera tan ocupada perdiendo el tiempo en asuntos triviales, lo siento en el alma, me parece muy triste tener una persona que te quiere y no hacerle caso, lo siento de verdad pero ya no es el momento de las lamentaciones, simplemente ahora lo pienso más cuando estoy con mis hermanos y con mis hijos, considero que la familia es sagrada y nada hay más grande que tener buenas relaciones con ellos.

Incluyo también a los sobrinos a los que considero parte importante de mi vida con los que puedo contar porque he tenido suerte, son todos encantadores.

Además es tan fácil hoy en día con un Wasap de vez en cuando incluso con una foto puedes sentirte cerca de ellos aunque vivan fuera.

Cada día que pasa veo con más claridad la importancia de aprovechar el tiempo en asuntos que tocan el corazón.

No quiero lamentarme por haber perdido el tiempo, ya pasó pero sí quiero sacar jugo al que tengo ahora sobre todo con las personas a las que quiero tanto.




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