Ayer pasé un día bonito pero me cansé mucho, hoy me ha costado levantarme, todo lo que se hace fuera de casa, me cansa.
Celebramos el ochenta cumpleaños de mi hermano Fernando que estaba rodeado de hijos y nietos y su hijo Guillermo que fue el organizador tuvo la brillante idea de invitarnos a sus hermanos, lo cual resultó encantador porque tenemos pocas ocasiones de vernos.
Todos tenemos nuestros propios hijos e incluso algunos nietos por lo que se supone que ya tenemos compañía para los festejos.
Una comida estupenda en el golf de la Galea en la que además de ver a muchos sobrinos a quienes no veía hacía tiempo, tuve la oportunidad de conocer a los hijos de Diego que me parecieron maravillosos.
También me encantó ver a Almudena ya que no le había visto desde que vino a visitarme al hospital cuando tuve la leucemia, siempre es encantadora conmigo, no olvidemos que ya éramos amigas antes de que ella conociera a mi hermano, su marido.
Comí poco y bebí menos aunque no pude resistir la tentación de probar el bizcocho de la colineta que la habían cocinado en Don Manuel, según mi hermano Fernando, gran gourmet, es la mejor pastelería de Bilbao.
Tuve que marcharme antes de que la fiesta terminara porque me cansé demasiado y lo único que me apetecía era un buena siesta.
Al mirar mi teléfono observé que me habían mandado el documento para certificar que estoy de acuerdo en hacerme las infiltraciones por lo que hoy he pasado la mañana en el teléfono hablando con mi hermano Gabriel para que me animase porque me asustan los términos en los que está escrito, ya que dado que el tratamiento no está autorizado, tengo que responsabilizarme yo misma de lo que pueda ocurrir.
Mi hermano Gabriel me anima a que siga adelante porque es difícil que mi rodilla vaya a quedar pero de lo que está, me fío del criterio de Gabriel, así que con la ayuda del soporte de Apple y el Pencil que me compré con el iPad, he firmado el documento y lo he enviado, ya solo me falta dar el paso siguiente.
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