jueves, 3 de marzo de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS TREINTA Y UNO

 





Estos últimos días he visto documentales y películas de Yves Saint Laurent y he pensado en él y en la época en la que Pizca fue directora de la tienda Saint Laurent en Bilbao.

Creo que gracias a ella tuve la oportunidad de disfrutar de saberme bien vestida.

Yo pensaba que sería excesivamente caro para mí pero Pizca me convenció fácilmente diciéndome que estaban en rebajas, así que me animé a pasarme por allí y todavía recuerdo cada uno de los modelos que me compré y cuando me los puse y lo que me decían.

En aquel momento yo consideraba que vestirse en Yves Saint Laurent era lo normal. 

Ahora me doy cuanta de que era una privilegiada, a partir de ahí he intentado, cuando he tenido la oportunidad, vestirme con ropa buena de verdad.

En Bilbao hay una tienda en la que venden las mejores firmas actuales, Persuade, las que me gustan, las que nunca me cansan aunque Saint Laurent ya solo está en los museos, me refiero a Yamamoto, Come des Garçons y otras por es estilo.

Me ha gustado mucho la moda, también me gustaba organizarme yo, combinar, encargarme mis propios diseños.

Me casé en febrero, es decir en pleno invierno y diseñé yo misma una "robe manteau" con el cuellito de Balenciaga y botonadura doble.

Ahora, entre que no salgo de casa excepto para ir a Cruces o a Eroski, no tengo el entusiasmo que se requiere para dedicar mi atención a la ropa, además de que mi cuerpo ha cambiado, de que mi rostro está arrugado y todo lo demás, no me cuido como debiera, no sé si me recuperaré, las secuelas de la leucemia son fenomenales, gracias a Dios me he librado de la covid, por lo menos de momento.






No hay comentarios:

Publicar un comentario