lunes, 7 de marzo de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS TREINTA Y TRES

 




He visto en Instagram una receta de lomo de cerdo fácil, sofisticada, con muy buen aspecto, que ha publicado Almudena Gandarias, la ganadora del último Masterchef y más que reconocida chef de prestigio desde hace muchos años.

Me ha inducido a pensar en mi madre, que también fue una excelente cocinera con quien aprendí a comer muy bien y sin embargo, nada hay en una casa que me atraiga menos que la cocina, ¿por qué será?

Supongo que las aficiones vienen dadas a veces, no obstante otras veces por más que intentes que te guste algo, no hay modo de conseguirlo.

Me pasó con el golf, mi exmarido quería por encima de todo que yo jugara al golf y que me gustase, ya que él era un gran aficionado a ese deporte, como regalo de pedida, además de las joyas de rigor, me regaló una bolsa con los catorce palos, que intenté usar con todo mi amor, pero no conseguí que me interesara lo más mínimo, ni siquiera hacerlo bien, incluso llegué a tomar clases con Carlos Celles que estaba considerado como el mejor profesor de La Galea y doy fé de que lo era, pero ni por esas.

Le brindo un homenaje hoy, me acaban de decir que se ha muerto, ya era mayor.

Con la cocina. me pasó algo parecido, mi madre me sugirió que hiciera un curso de cocina antes de casarme pero seguí sin poner interés y mucho más tarde, cuando conocí la macrobiótica me di cuenta de su importancia y asistí a varios cursos en Las Arenas con Paz Bañuelos, puse muchísimo interés y me encantaba pero nunca puse en práctica sus enseñanzas.

Solo el hecho de entrar en una cocina me repele.

¿Por qué será?









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