jueves, 30 de noviembre de 2017

MIL SETENTA Y CINCO








A pesar de que he viajado mucho y a lugares de climas opuestos en el mismo viaje, como Isla Margarita, Chicago y Miami, cada vez que se presenta ante mí la necesidad de hacer una maleta, me entra cierto temor.
Solo voy a ir a Barcenos para una conferencia de Prem Rawat.
Ya sé que hace un frío polar y que los taxistas están enfadados.
También sé que al final nunca pasa nada y que todo se arregla y sale bien, no obstante, la idea del viaje, la maleta, el avión, las medicinas, al cargador del móvil y del iPad, son cosas que debo tener presentes.
Cuando salgo de viaje no escribo el diario.
Prefiero concentrarme en mi objetivo y el resto del tiempo, lo dedico a disfrutar de lo que significa pasar un fin de semana fuera de casa.
Ver amigos, comer por ahí, descansar en mi hotel, sabiendo que no tengo nada que hacer excepto disfrutar del dolce far niente, que es un estado al que todavía no dedico tanto tiempo como debiera.
Si no estoy cansada, intentaré ir al MACBA (1) en donde todas las exposiciones siempre están muy bien elegidas, y justo ahora está Rosemarie Castroro, una artista feminista a quien en su día no le dieron la importancia que se merece.

Siento que me voy apartando del mundo de la pintura y que en su lugar, la literatura ocupa un gran espacio y es Margaret Atwood a quien dedico mi atención.
Escribir es tan difícil, que creo que además de talento, requiere de muchos años de dedicación para poder llegar a hacerlo bien.
Por eso yo no tengo pretensiones.
Me dedico a aprender un poco cada día leyendo a buenos escritores, mirando en el diccionario el significado de las palabras que desconozco, que son muchas y sacar faltas a los que hablan por la radio, algo que casi me hace reír, porque incluso los escritores a los que dan premios, que son a los que hacen entrevistas, cometen errores imperdonables.

Por ejemplo, un escritor a quien estaban felicitando, dijo:

Detrás mío…

Que la mayoría de la gente de la calle, sobre todo en Madrid, diga eso, es algo a lo que no me queda más remedio que acostumbrarme, pero la verdad es que de una persona que se dedica a escribir, esperaba algo más.

Yo tengo suerte, porque en mi familia casi todos hablan bien, sobre todo mi hija Beatriz con quien vivo.
Ella estudió Ciencias Exactas en USA.
Obtuvo el título: Bachelor of Arts in Mathematics magnum cum laude (2) y cuando lo convalidó en España, se convirtió en Licenciada en Ciencias Matemáticas.

Me sorprende su impecable castellano, por lo que le he preguntado a qué se debe y me ha contestado que siempre le ha gustado la gramática y que desde pequeña, ha prestado atención al idioma y eso le ha facilitado el aprendizaje de otros idiomas.

Cuando yo escribo, si tengo dudas, le pregunto a ella y siempre me da la respuesta correcta.
También mi hermano Gabriel habla muy bien.
La verdad es que en mi familia siempre han dado importancia a la lengua, lo cual resulta agradable, porque la mayoría de las personas con las que me encuentro, cometen un error detrás de otro y no parece que tengan interés en corregirse.






(1) Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona

(2) Licenciada en Letras











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