jueves, 20 de enero de 2022

CUATRO MIL CUATROCIENTOS NOVENTA Y CINCO

 





Ayer empecé a ver una película francesa que me gustó al principio y luego me cansé.

Hoy me ha apetecido seguir con ella y me ha entretenido, he comprendido por qué no aguanté en el caserío de Guipúzcoa y eso sin tener que hacer agricultura, simplemente el campo me gusta desde lejos, para dar un paseo en coche y para hacer fotos, eso es todo.

Por eso es tan importante el conocimiento de uno mismo, así sé que no tengo que experimentar tantas cosas para saber lo que me gusta.

Me siento a gusto en este pisito sin pretensiones, en el que casi no tengo nada que hacer excepto lo que me apetece que son las pantallas, he tenido suerte, con una rodilla que duele, lo mejor es aceptarlo, no forzarla y quedarme en casa tranquila.

Además tengo suerte de que me gusten las redes sociales, las películas, los libros digitales, algunos programas de la televisión y de la radio.

De momento no me queda más remedio que hacer la vida que hago, mi cuerpo no da más de sí, lo acepto y no le doy más vueltas.

De la misma manera que jamás pensé que tendría leucemia, tampoco ahora sé lo que me depara el destino, solo sé que tengo que andar muy despacio y consciente para no caerme, llevo ya tres años sin caerme.

Antes de la leucemia me caía a menudo, iba atolondrada, en el hospital me dijeron que lo peor para una persona en mi estado sería un caída, así que empecé a ejercitar la paciencia y de momento voy bien, aunque estos días tan fríos me cuestan, tengo buena calefacción pero se me metió el frío en el cuerpo el día que se estropeó la caldera y me está costando sacarlo.

No me preocupo, vivo al momento, solo me ocupo del presente y ahí es donde mejor me encuentro.






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