jueves, 5 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CINCUENTA Y OCHO

 




No quiero dejarme influir por las críticas de los cinéficos amateurs, intelectuales expertos en Godard, que ya incluso han dejado de ver series así que voy a contar lo que yo opino sobre Emily en París que me ha tenido más que entretenida. los pocos días en los que la he devorado y suspiro por ver le segunda parte.

Hoy en día cuidan mucho las series, gastan mucho dinero y las localizaciones son extraordinarias, el vestuario fantástico  y la modernidad se muestra a raudales. 

Emily en Paris tiene un argumento como de comic pero eso a mi no me importa, ya tengo libros de Kant a mi alcance si estoy interesada en la filosofía, lo que quiero es que me entretengan sin tener que hacer un efecto sobrehumano para ver películas de culto que me aburren. 

Emily en París es una bobada deliciosa, la protagonista puede parecer poca cosa pero consigue hacerse querer, París está maravilloso, me sentía a gusto en el café de Flore, en las galerías de arte, en los desfiles de modelos, en las subastas y no digamos ya, cuando Emily utiliza Instagram para hacer marketing, sentía ganas de hacer lo mismo en mi cuenta, de hecho publiqué fotos de las torres de Isozaki que alcanzaron muchos seguidores y ahora tengo ganas de ir a Bilbao para sacar fotos del Guggenheim porque las que tengo me parecen antiguas.

Menos mal que hoy tengo Webinar de escritura porque no tengo nada para sustituir las dos últimas series que tanto me han complacido.




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