martes, 8 de enero de 2019

DOS MIL QUINIENTOS NOVENTA Y NUEVE







A pesar de que no me gusta el fútbol, siento algo especial en lo relativo al Athletic, es mi debilidad. Me alegro cuando gana. 
Ayer le hicieron una entrevista a un jugador del equipo y al preguntarle por qué estaba tan eufórico, contestó:

Ganar es la vida.

Me impresionó. Decir algo tan importante da qué pensar porque la vida no es cualquier cosa. Incluso aunque pierda el Athletic, la vida sigue haciendo su trabajo.

Hace años, en una época en la que solía frecuentar un bareto de las Arenas al que iban los jugadores del Athletic, me inspiré tanto que decidí hacerles un homenaje.
Yo misma inventé la técnica.
Recortaba las fotos de Ruiz de Azúa que publicaba El Correo y las llevaba al único lugar de Bilbao en el que me hacían fotocopias.
En aquella época no existían las maravillosas máquinas que hay ahora, todo era bastante primario, me costó conseguir que me hicieran las fotocopias sobre cartulina en vez de papel pero insistiendo, lo conseguí.
Ya en mi estudio las pintaba con ceras.
Solamente trabajaba el rojo, el blanco y el negro, colores primordiales del Athletic.
Expuse mis ceras en Arteder 84.
No solo obtuvieron un éxito apoteósico, sino que el Athletic ganó la liga.

Me encanta que gane el Athletic y me identifico con Bertrand Russell cuando dijo:

Desearía que me gustara el fútbol porque siempre tendría entretenimiento.













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