viernes, 5 de octubre de 2018

DOS MIL QUINIENTOS VEINTISEIS







A través de las fotos se puede ver la trayectoria de una vida.
Ayer me saqué una foto en la peluquería que es justo el lugar apropiado para hacerme autorretratos.
Me ponen el tinte en el pelo para esconder las canas y tengo que estar treinta y cinco minutos esperando.
Suelo mirar el Vogue por encima, pero en cuanto levanto la vista me encuentro con mi rostro, un rostro que creía conocer al milímetro y sin embargo me sorprende cada día. 
Ayer en concreto me llamó la atención algo que nunca había percibido.
Vi una profunda seriedad que me interesó por lo que me saqué una foto que he colgado en FB y ha tenido cierta repercusión.
No es la primera vez que me hago fotos en ese contexto pero la de ayer es distinta a las anteriores.
He madurado, he crecido, he adquiridora una seguridad en mi misma que, evidentemente no viene del físico sino de algo que está dentro de mí y me proporciona paz.

También la he colgado en el blog de mi producción artística.
Se titula: Autorretrato en la peluquería.
Me siento orgullosa.
La considero una obra de arte.

He conseguido que mi rostro refleje mi carácter.














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