martes, 23 de octubre de 2018

DOS MIL QUINIENTOS TREINTA Y OCHO







Hace muchos años mi hijo Mattin formó un duo de Punk Rock con otro músico y me pidió que inventara un nombre relacionado con Bilbao.
No tuve que pensar demasiado.
Se me ocurrió ipso facto, Bil y Bao.
No le pareció mal pero quiso hacer algo más complejo.
Decidió crear una historia sobre un nigeriano que llegó a Blbao y se llamaba Billy Bao.
Creo que fue una buena idea porque ese nombre admite cambios.
Billy Bao empezó su andadura con gran ímpetu.
Era sensacional.
Yo asistía a todos los conciertos que daban por aquí cerca, tanto en gaztetxes como en baretos de mala muerte, museos y galerías de arte.
Conocí el lumpen de Bilbao.

En el momento en que sonaba la música de Billy Bao, la tierra temblaba.
Yo notaba cómo se elevaba la vibración del lugar.

Siguieron su andadura haciendo giras nacionales y más tarde internacionales y su fama se iba extendiendo, hasta tal punto que el próximo sábado 27 de octubre, Billy Bao dará un concierto en la Empty Gallery de Hong Kong.

No voy a negar que me gustaría estar allí.
Hong Kong me cautivó cuando lo conocí.

Me llamó la atención el sentido del humor que se captaba en los detalles y además, se come muy bien.
De lo demás hablé hace tiempo y no quiero repetirme.







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