martes, 22 de junio de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS VEINTIDOS

 





Desde que he empezado a ver Scott y Milá algo ha cambiado en mí, sobre todo experimento que aprender me llena cada día más y con Mercedes aprendo algo interesante en lo que nunca había reparado cada vez que veo uno de sus capítulos.

No puedo decir que todos sean fascinantes, no obstante algo de cada uno hace que lo termine contenta y con ganas de profundizar un poco más en los temas que ella trata.

Hoy he visto La familia, me he aburrido un poco probablemente por mis propios prejuicios y porque yo también creo en la importancia de la familia y he llegado a considerar que es sagrada, después de haber pasado por varias fases en las que no lo tenía tan claro.

Justo hoy por la mañana además, al trabajar sobre los capítulos del diario que elijo para el nuevo libro, he eliminado unos cuantos en los que comentaba algo sobre mis hijos y he preferido obviarlo porque lo único que de verdad me importa respecto a ellos no es solo el amor que siento sino que cuando de verdad les he necesitado, o sea cuando tuve la leucemia y después durante el confinamiento, estuvieron ahí de una manera tan sólida que no sé que hubiera sido de mí si llego a quedarme sola, prefiero no pensarlo.

El trabajo que está haciendo Milá es extraordinario, no es para cualquiera, hay que sentir un gran entusiasmo y una pasión desmesurada por ayudar a la gente que es lo que ella pretende y estoy segura de que lo está logrando, yo soy uno ejemplo.







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