viernes, 11 de junio de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS TRECE

 





Hoy es un día nuevo y como tal lo he afrontado, nada más despertarme me ha venido a la cabeza el mal rato que pasé ayer después de escribir en el diario lo satisfecha que me encontraba tras un magnífico día.

Parece mentira cómo en unos segundos se puede cambiar el estado de ánimo, me afectó muchísimo que apareciera el cuerpo de la niña Olivia, pasé un mal rato que me costó superar, pensaba en esa madre que se casó por amor, tuvo las hijas y hasta qué punto se le ha complicado la vida, supongo que le va a costar remontarlo.

Luego ya me dormí tranquila y hoy he amanecido contenta, no obstante he reflexionado sobre lo malo que son los celos, qué daño hacen, qué feo sentir algo así, hasta qué punto puede hacer perder la cabeza a una persona.

Yo he sentido celos algunas veces en mi vida y me repugnaba a mí misma, así que decidí evitar que me volviera a suceder, por lo que cuando cumplí cincuenta años decidí no tener relaciones y desde entonces lo he cumplido a rajatabla.

Me costó un poco la primera vez que me sentí atraída por un hombre con el que tenía cosas en común y me sentía a gusto charlando con él, pero desaparecí y nunca más me ha vuelto a suceder.

Ahora ni se me pasa por la cabeza, claro que mi situación física tampoco me lo permite, lo único que me apetece es cuidarme para encontrarme un poco mejor cada día.

Eso es todo, tengo interés en conocerme, esa es mi prioridad, tampoco echo de menos las largas conversaciones que tenía antes con mis amigas, estoy centrada en mí.





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