Pienso mucho, tal vez demasiado en mi diario, en la idea de publicarlo, en el propósito de dedicarme a algo que me consta que es importante no solo porque me hace bien, sino también porque hay más personas que han escrito y escriben su diario y han ayudado a los demás.
Ayer leí un texto de Javier Marías sobre la escritura en primera persona.
Cuando publiqué mi segunda novela "El esfuerzo precede a la satisfacción" y sentí que no estaba satisfecha, decidí que lo mío era escribir directamente desde el yo, intentando no usarlo demasiado, claro.
Me siento bien escribiendo mi diario y ahora que he tenido que revisarlo desde el principio para elegir el primer libro que publicaré, me doy cuenta de todo lo que he avanzado.
Yo no soy quien para recomendar nada a nadie, no obstante aseguro que escribir un diario tiene muchas ventajas, muchas.
Me acuerdo de la impresión que produjo en mí "El diario de Ana Frank" que fue el primer libro serio que leí, muy joven, me causó tanto impacto que ya no lo soporto, cada vez que lo nombran me perturba, creo que lo leí con trece años, la misma edad en la que ella empezó a escribirlo.
Hacía tiempo ya que solo me apetecía leer libros escritos en primera persona, algunos me gustaban más que otros, eso es lo más natural, también me interesan las autobiografías.
Hoy he entregado cincuenta capítulos para saber cuántas páginas saldrán y así saber si tengo que seguir o ya puedo empezar los trámites para publicarlo en Amazon.
He tenido momentos de dudas, de repente me parece una responsabilidad exagerada pero la decisión estaba tomada, así que he tenido que seguir adelante.
Si he tenido el valor para ir publicando los capítulos en mi blog, ya me da lo mismo tener la jeta de hacer un libro.
Mientras mis hijos no se enfaden, eso es lo único que me preocupa, el resto es asunto mío y del profesor por repetirme tantas veces lo bien que escribo aunque yo no esté tan segura, solo intento no aburrir y no hacer faltas de ortografía.
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