viernes, 18 de junio de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS DIEZ Y. OCHO

 




Estoy sorprendida por todo lo que estoy aprendiendo desde que he empezado a ver Scott y Milá, he dejado de ver la televisión, no la echo en falta, no aprendía nada y ahora es seguro que cada vez que veo un episodio de Scott y Milá aprendo algo fascinante de lo que ni siquiera había oido hablar, estoy encantada, me gusta tanto aprender, creo que es lo que más feliz me hace.

Ayer tuve un evento extraordinario, Prem Rawat celebró en Birmingham, Inglaterra, cincuenta años de su venida a occidente.

Fue emocionante recordar aquellos años, justo cuando le conocí, él tenía trece años y acababa de llegar a Londres desde India, era la primera vez que salía, no obstante ya había mucha gente esperándole en Heathrow, la mayoría jipis que le habían conocido en India, ya que en aquellos años, los jóvenes insatisfechos que se dedicaban a buscar algo que les diera paz, sobre todo los más adelantados que ya habían probado las drogas, pensaron que en India encontrarían lo que buscaban y es así como conocieron a Prem Rawat.

Era tal el ansia de conocimiento que tenían que dejaron de lado sus prejuicios y escucharon con todo fervor lo que aquel niño al que llamaban Maharaji, se enamoraron de él, volvieron a sus casas y empezaron a hablar de él, no pararon hasta que consiguieron que mucha gente quisiera conocerle.

De hecho, yo misma que tenía veintiséis años y vivía en Bilbao, había empezado a fumar hachís, oí hablar de Maharaji, quise conocerle e inmediatamente fui al centro en donde vivían varias personas a las que ya se les había revelado el Conocimiento.

Me gustó el ambiente pero pensé que era parecido a lo que yo experimentaba cuando fumaba con mis amigos por lo que no presté la debida atención.

No obstante se lo comenté a Pizca Rivière y a Cala Ampuero que eren mis íntimas amigas y les animé a conocer algo que era especial y diferente.

Piza es la primera que me hizo caso y a los cinco minutos de estar allí escuchando lo que contaban nuestro nuevos amigos, se dijo a sí misma:

Esto es lo que he estado buscando toda mi vida.

Se volcó en el asunto y siguió y así ha seguido toda su vida.

Yo también seguí con las drogas y mientras veía que Pizca estaba cada vez más contente aprendiendo muchas cosas interesantes, yo iba para abajo en picado, hasta que cuando ya estaba con la lengua fuera, Pizca me dijo que Maharaji iba a Paris y le pregunté:

¿Crees que puede ayudarme?

Contestó sin titubear:

Es la única persona en todo el planeta que puede ayudarte (sic)

Apúntame a ese viaje.

Así empezó el viaje más importante de mi vida en el que todavía sigo cada día más contenta y satisfecha.





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