domingo, 13 de junio de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS QUINCE

 





Desde que he empezado a ver los programas de Mercedes Milá, Scott y Milá estoy aprendiendo tanto y tan deprisa que es como si estuviera yendo a la universidad de aprender lo que no sé, no obstante me interesa porque se trata de ponerme al día de los temas que me conciernen.

Mercedes Milá es genial y el equipo con el que trabaja, todo mujeres, hace un trabajo sensacional.

No voy a destripar de qué se trata porque la gracia está en descubrirlo y así disfrutarlo, no obstante puedo aseverar sin temor a equivocarme, que todos podemos aprender muchísimo incluidas las personas que están a la última en casi todo.

Yo voy eligiendo los temas según los títulos y aunque es obvio que no todo es nuevo para mí, la mayor parte despierta ese feeling especial que solo siento cuando aprendo algo nuevo e interesante.

Nací queriendo saber y así he seguido hasta ahora que ya han pasado setenta y cinco años.

Conservo dos características que jamás me han abandonado:

Curiosidad y Rebeldía.

Mi madre me contaba que cuando iba en el coche siendo un bebé, me arrancaba los lazos de los faldones, no podía soportarlos.

De eso no me acuerdo, pero del sufrimiento que sentía por llevar una pamela con cerezas jamás podré olvidarme y de la felicidad que sentí la primera vez que me llevaron al museo Del Prado con trece años, que es cuando me internaron en Santa Isabel y supe con toda claridad que quería ser pintora, lo sentí con tanta intensidad que incluso aunque fuera mala pintora prefería eso a cualquier otra cosa.





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