martes, 16 de febrero de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS CUARENTA Y UNO

 





Hace días que intento escribir pero hay algo que me detiene y es porque veo confusión a mi alrededor, converso poco y no me cuentan nada que realmente sea interesante, excepto una amiga que tengo en Los Ángeles, a quien ya le han puesto la primera vacuna y el treinta de marzo le pondrán la segunda. 

Me meto en Facebook y encuentro algunas cosillas que intentan hacerme creer que todo está como siempre pero no me dejo engañar, pocas cosas están como siempre a no ser que el significado de como siempre haya cambiado y ahora como siempre significa que están como están ahora.

Me meto en Instagram y lo primero que me encuentro es que en menos de veinticuatro horas se han suicidado las dos influencers más influyentes y me quedo de piedra y no sigo porque yo no sé nada, pero estoy segura de que las cosas no están como siempre.

Es como si hubiera llegado el momento en nuestras vidas de Sálvese quien pueda porque cuando veo la televisión y escucho la radio no sé donde meterme, parece que vivo en otro mundo, me dan ganas de irme dentro de mí y quedarme ahí acurrucada para el resto de mi vida.

Solo sé que tengo que aceptar lo que viene, cuidarme mucho, intentar cuidar a los que me rodean si me queda un poco de fuerza y agradecer, ese es el gran secreto porque estoy viva y de eso se trata. 

Las personas de la generación anterior a la mía ya se han muerto y eso que eran longevos y ahora han empezado a morirse los mayores de la mía.

No sé si es conveniente pensar en la muerte, prefiero vivir cada día como si todo estuviera como siempre, voy al dentista, pido hora en la peluquería, llamo al taller para que me arreglen el coche, encargo un pollo asado para mañana, reviso las series que recomiendan en HBO y creo que veré Industry que es inglesa y tiene pinta de ser moderna, a ver si por fin me entero de algo que me haga sentirme como siempre.









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