miércoles, 22 de agosto de 2018

DOS MIL TRESCIENTOS TRES







De momento he decidido dejar de hablar del gluten a no ser que tenga algo nuevo y excepcional, que cambie mi discurso actual.
No obstante, no me queda más remedio que contar lo que significa una desintoxicación, porque la estoy experimentando y me parece muy interesante el orden y método con el que mi cuerpo trabaja.
Me refiero sobre todo a los días que llevo en casa, sin salir y sin encontrarme bien.
Hasta ayer, mi malestar era físico y no conseguía recordar lo que sentía cuando me encontraba bien y me parecía lo normal.
Me siguen llorando los ojos pero la acidez ha parado.

Lo que más me sorprende, es que ahora duermo estupendamente pero tengo pesadillas no demasiado desagradables, relacionadas con mi vida.
Es como si mi cabeza quisiera librarse de recuerdos de mi vida que ya no tienen ningún sentido.


Cambio de tema.

Tenemos un chat familiar en el que nos felicitamos los cumpleaños y anunciamos los nacimientos, la familia crece y poco a poco vamos llenando el planeta de Oraas.

Para mi sorpresa, hoy ha aparecido el WhatsApp lleno de fotos de playas de Cataluña con banderas españolas y yo tenía ganas de decir lo que pienso, todos tenemos derecho a expresarnos, así que he colocado una maravillosa e impoluta bandera blanca de la paz, que representa la unión de todos.

Me he quedado tranquila.
También he puesto una foto de Odita que le hizo su padre el día 20 cuando empezó a ir al colegio.
Tienen una vida bastante dura, ya que se levantan a las 6 a.m. para llegar al colegio a la hora.
Van en bici, atravesando el centro de Berlín.









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