Parece que ahora me encuentro mejor.
He dormido una buena siesta y eso reconforta a cualquiera.
La conclusión más importante que he sacado de estos quince duros días de reposo y desintoxicación, ha sido que el gluten es lo peor que existe.
Lo había medio oído sin prestar demasiada atención, pero Eneko Landaburu, profundo investigador, lo tiene claro.
No solo él, sino los eminentes doctores que han estudiado sobre el caso.
Lo peor:
Gluten y lácteos.
También el azúcar, la sal, los fritos, el horno,
Hace tiempo que evito lo lácteos a pesar de que a veces me permitía tomar un queso Brie francés y alguna otra pequeñez, por eso este tema no me pilló de sorpresa.
Pero el asunto del gluten es demasiado serio, no puedo tomármelo a broma.
Por eso, ayer, antes de venir a casa, compré un paquete con pan de trigo sarraceno y ya estoy metalizada para cumplir algo que es tan pernicioso, no solo para mi, sino para todo el mundo.
La última vez que salí a comer con mi hijo el pequeño fuimos a una maravillosa taberna, Mikel Bengoa, en Meñaka y sin casi darme cuenta me pareció ver un cartel en el que ponía que ofrecían comida sin gluten.
Por algo se me quedaría en la retina.
Además, en mi caso concreto la enfermedad que padezco, cistitis intersticial y que me la llevo tratando con el doctor Álvarez de Mon desde hace cuatro años, con fármacos, no me crea síntomas, gracias a Dios, pero está claro que es una enfermedad autoinmune y solo con evitar el gluten puedo superarla.
He dejado todas las pastillas excepto el Orfidal que tomo para dormir, que no sé si me hace gran cosa pero me asusta dejarlo.
Ya veremos cómo afronto la conversación con el doctor Álvarez de Mon que es tan alopático que solo concibe la curación a través de los fármacos.
A pasar de que todavía estoy débil desde un punto de vista físico, mentalmente me encuentro muy fuerte y hay ciertos asuntos que los voy a tomar en serio aunque me cueste.
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