jueves, 30 de agosto de 2018

DOS MIL CUATROCIENTOS UNO










Tengo costumbre de escuchar un programa en la cadena Ser, que consiste en una tertulia sobre política y además de que me entretiene, me pongo al día de todos los horrores que se cuecen en este país y en otros.

Ayer llegué a pasar miedo.
No sé a donde vamos a llegar con tantas venganzas y odios.
Personalmente me tienen sin cuidado los lazos, sean para lo que sean, solo me interesa la paz, a cualquiera precio.
Me resulta tan desagradables el tono de los políticos y de la gente que discute para defender sus ideas, que prefiero no salir de casa.
Comprendo que es importante saber lo que deseo para el país en el que vivo y que no debo esconderme, pero soy consciente de que no sé nada de política ni de economía, lo único que sé es que deseo la paz por encima de todo y que los seres humanos seamos tratados como lo que somos: seres humanos.

Cuando hablan de los neonazis en Alemania o de las maras en El Salvador o de los que quitan lazos en Barcelona, me entra el miedo.

Ahora que en el país de los vascos estamos tan tranquilos, pretenden amargarnos la vida los de otros lugares.


No me gusta como están las cosas.













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