sábado, 25 de agosto de 2018

DOS MIL TRESCIENTOS SEIS






“No hay nada más querido para un anciano padre que una hija.” 


Me topé con esta frase de Eurípides que no recordaba y me afectó de tal manera, que llevo varios días dándole vueltas.
Mi padre me quería muchísimo y creo que nunca le correspondí como se merecía.
Me duele.
Yo también le quería, más temo que en mi ignorancia, no fui capaz de apreciar lo que significa tener un padre que además de serlo, me adoraba.
En aquella época yo no era capaz de valorar el amor como ahora.
Creo que una gotita de amor vale más que todo el oro del mundo.

Ya es tarde para arrepentimientos.
Por lo menos no quisiera que me pase con mis hijos.
Quiero que sepan que les quiero y que tengo intención de estar dispuesta para ellos cada vez que me necesiten.


Ayer, estaba yo sentada ante mi ordenador como de costumbre y apareció Jaime que me suele hacer visitas y dijo:

Te quiero…

Antes de que siguiera hablando, sentí algo muy dulce dentro de mi, sentí amor.
Él siguió hablando:

Te quiero… decir que…

Entonces le conté que había interpretado su verbo de otra manera y le conté lo que había sentido.
Y como estábamos hablando de amor, aproveché para decirle:

Cada día te quiero más.

Y él me confesó que también sintió algo especial cuando le dije eso.






1 comentario:

  1. Es precioso lo que cuentas. Llevo toda la tarde meditando sobre algo así, sobre engañar a la muerte .como de momento no tengo la oportunidad de clonarme como sugieren en radio sapiens , se me ocurrió que es muy buena idea lo que haces tu. Lo que escribes en tu blog queda para siempre. Tus hijos podrían recurrir a los videos que tu les dejes (o yo lo haga con los mios) usar las herramientas en el presente, sabiendo que se pueden reproducir en el futuro y ayudarles en momentos críticos, se me antoja como una nueva forma de enfocar la sabiduría que adquirimos con la experiencia y a su vez, podrán además de recordarte, saber o intuir que harías tu en esa situación .engañar a la muerte ...

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