jueves, 2 de agosto de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS NOVENTA Y SEIS







Considero la amistad como uno de los mejores regalos que me hace la vida.

Sin lugar a dudas mi mejor amigo, en quien confío plenamente, es Prem Rawat.
Me ayuda tanto que gracias a él, estoy viva y contenta.
Antes de conocerle yo buscaba y buscaba, no sé qué buscaba, pero me parecía que siempre me faltaba algo para sentirme satisfecha.

Gracias al conocimiento que él me reveló, encontré la pieza de mi puzzle.
Me dio la vuelta al guante, encontré la horma de mi zapato, encajaron las piezas y poco a poco aprendo a vivir en el momento llamado ahora, confiando en que todo lo que sucede en mi vida es perfecto para mí.
Desde que soy su discípula, es decir desde hace treinta y siete años, a la sazón yo tenía treinta y cinco, he disfrutado de una vida completa, llena de sentido, consciente de que mientras no me distrajese, estaría en el séptimo cielo.

He viajado por todo el mundo para escuchar sus conferencias y con la gran suerte de que justo ahora, que debido al problema con mi pierna prefiero no moverme, puedo asistir a sus eventos en directo a través de internet.


Doy gracias a la vida.







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