viernes, 17 de marzo de 2017

DOSCIENTOS DIEZ Y OCHO







No me extraña que la mayoría de los actores famosos de Hollywood, hayan dejado de hacer películas y se hayan metido en el mundo de las series.
Me refiero a que el dineral que ganan en cada capítulo, es astronómico.
A los más famosos y considerados, como por ejemplo Kevin Spacey, les pagan un millón de dólares por cada capítulo.
Y a los demás, de ahí para abajo, teniendo en cuenta que las mujeres siempre están peor pagadas que los hombres, entre un veinte y un treinta por ciento menos.
Las series han alcanzado tanto éxito, que han pasado a ser el entretenimiento preferido de muchas personas que antes eran cinéfilas empedernidas.
Hasta tal punto han enraizado en la vida cotidiana, que incluso hay personajes que se han convertido en un constructo* a través del cual se puede estudiar.
Ha llegado un momento en que se presentan tesis doctorales sobre personajes de series, e incluso en las clases de psicología, ética y otras, se emplean como ejemplos en los que basar determinados comportamientos, dando por hecho que la mayoría de los estudiantes se van a encontrar más reflejados en ellos, que en las grandes figuras de la historia.

Personalmente solo veo las series que me gustan desde el principio, que suelen ser aquellas en las que la protagonista es una mujer.
La verdad es que me cuesta relacionarme con los hombres y sus intereses y más todavía con los papeles que asignan a las mujeres como compañeras de los hombres, por lo que mi amplitud en el campo de las series, se ve menguado debido a mis prejuicios.
No puedo negar que me resulta imposible concentrarme en Juego de Tronos, Breaking Bad o The Wire, aunque no dudo que sean magníficas, pero por más que lo he intentado, no he conseguido que atraigan mi atención.
No obstante, cuando veo series en las que las mujeres adquieren protagonismo, me quedo pegada a la pantalla y disfruto tanto o más que con un buen film.

Hace unos días terminé Borgen, serie de culto donde las haya, con la que no solo he gozado sin ambages, sino que además he aprendido a conocer al pueblo danés, así como su política y el modo de trabajar de los medios de comunicación.

Hace un par de días empecé a ver The fall, La caída, y me absorbe tanto, que ayer vi dos capítulos seguidos, algo que no tengo por costumbre.

No me considero una experta en series ni llegaré a serlo, por lo que ya he explicado en relación con los hombres, pero mientras haya series en las que la mujer adquiera un rol inteligente y responsable, estaré encantada de compaginar películas y series como unos de mis principales entretenimientos.







*Construcción teórica para comprender un problema determinado.

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