miércoles, 18 de enero de 2023

CUATRO MIL SETECIENTOS SESENTA Y CINCO










A pesar de que durante cuatro años me tuvieron interna en Madrid y en Burdeos, yo echaba de menos a mis hermanos a quienes quería muchísimo, y ellos a mí, por lo menos era lo que yo sentía.
Mi única hermana Maria Victoria a quien llamaban Viví, era mucho mayor que yo y se pasaba la vida fuera de casa porque su novio, Gabriel Gortázar Ibarra, vivía en Madrid con sus padres así que nunca supe lo que de verdad sentían esa pareja encantadora, excepto que recuerdo con todo detalle, cuando mi madre entró en nuestro cuarto de Bilbao y las dos se abrazaron llorando.
Me di cuanta de que la situación no era de mi incumbencia, así que me levanté me puse la bata y me alejé de aquel entierro en el que nadie me había dado vela, pero si me di cuenta de que yo no sentía nada excepto que el asunto era grave, ya que nunca había visto llorar a mi madre y no me gustaba ser testigo de una escena tan dolorosa.
Mis padres se fueron de viaje, supongo que para que mi madre se distrajera y nos quedamos los hermanos solos con el servicio, chicas que llevaban mucho tiempo en la casa y sabían todo lo que sucedía.
Hasta yo que era una niña pequeña a veces me metía en los cuartos de mis hermanos y encontraba revistas pecaminosas debajo de las camas que me impresionaban bastante.
En esas situaciones mi hermana llevaba la casa y a veces le costaba mucho enderezar a mis hermanos, cuatro chicos en edades difíciles y algunos ya tenían moto.
De vez en cuando mi hermana me daba una carta en la que todos habían escrito algo porque sabíamos que nuestros padres nos echaban en falta.
En una de esas cartas, leí lo que había escrito mi hermana y me di cuenta de que lo que estaba haciendo era una gran indiscreción: 

"Os adelanto que estoy saliendo mucho con Juan Basterra Andersch" (sic)

A pesar de mi juventud extrema, comprendí que eso significaba que se casaría con él.
Sobre lo que escribían mis hermanos, no recuerdo absolutamente nada, creo que no me interesaba.
Así empezó el duelo de mi hermana y los preparativos de su boda, lo cual era importantísimo ya que era la primera vez que se casaba alguien tan cercano de la familia.

La vida volvió a su curso natural, mi hermana estaba muy contenta y ya no había lágrimas.























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