viernes, 6 de enero de 2023

CUATRO MIL SETECIENTOS CINCUENTA Y CINCO

 





Para vivir con paz, serenidad y tranquilidad es necesaria la paciencia, tanto para consigo misma como para tratar con los demás.

Yo me pongo histérica con las personas atontadas y noto que los que no están atontados se ponen enfermos conmigo, me lo merezco.

Necesito despertar del letargo que llevo en mi cabeza, o en su defecto aceptarme y seguir desarrollando la paciencia.

En caso contrario, no voy a ser capaz de disfrutar de lo que me queda de vida,, porque es más importante ser consciente que tener bien las piernas y si no, que se lo preguntan a todos los que desde su silla de ruedas han hacho maravillas, no solo artistas y científicos, sino personas normales que conservan el humor, la alegría, el buen carácter y el agradecimiento a la vida a pesar de no poder andar.

Estoy intentando ayudar a una persona que quiere inscribirse a un curso por internet y no es capaz de hacerlo porque no sabe instalar el zoom. 

Eso es adelantarse a los acontecimientos porque el primer paso en llenar el texto, ya vendrá el momento del zoom, que justo es lo más fácil.

Me perdono a mí por haberme puesto nerviosa.










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