martes, 27 de septiembre de 2022

CUATRO MIL SEISCIENTOS OCHENTA Y SIETE

 




Me pregunto cómo tengo la osadía de sentarme a escribir sin tener nada que decir.

Comprendo que mi antiguo profesor dijera que hay escritores, supongo que si son diaristas con más razón, que hacen planes con el único objetivo de tener algo que contar.

No es mi caso, mi vida es demasiado retirada, podría parecer un ermitaño, solo hablo con Pizca y lo que ella me cuenta no tiene interés literario ni para elevar la frecuencia, son demasiadas tristezas y poco esfuerzo para salir de su agujero.

Yo hago mi esfuerzo para estar conectada con lo mejor de mí, con lo divino que hay en mi interior y eso me hace feliz, me calma y me proporciona alegría.

De hecho cuando pienso en cual ha sido la época más feliz de mi vida creo que es ahora, aunque aparentemente sea una época sosa, el trabajo que hago dentro del terreno del conocimiento de mí misma es bueno, me proporciona alegría y entusiasmo, me gusta lo que hago, es como limpiarme de la tontería que todavía me queda.




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