martes, 31 de octubre de 2017

MIL CUARENTA Y SEIS








Antes tenía la costumbre de ver series a última hora, antes de irme a la cama y me entretenían.
Me gustaba comentarlas con mis hijos y hasta tal punto me resultaban interesantes, que me suscribí a Filmin y a Netflix para no estar pendiente de los servidores piratas que son frustrantes.
Estaba organizada y enganchada al Cuento de La criada, basado en el magnífico libro de Margaret Atwood que estoy leyendo en inglés y me cuesta seguirlo, porque tiene muchas palabras que desconozco.
También me acostumbré a tener a mano cine bueno de gran calidad, y justo entonces empezó la Gran Serie:

La independencia de Catalunya.

Es una serie inusual porque a pesar de que los actores se repiten, el guión da giros constantes y sorprende.
Además, poco a poco aprendo catalán y como ya he dicho en otras ocasiones, los idiomas me encantan.

Mi amiga Pizca es catalana y aunque su entorno es castellano parlante, ella sabe bastante, porque ve la TV3 que parece ser una televisión de calidad, que cuenta la historia a su manera, como todas.

Después de ver la Sexta que es la que me divierte, suelo escuchar la radio, pero la Ser, que era mi preferida, ya no me gusta tanto, son demasiado correctos desde el punto de vista político.
La que merece mi aprobación es radio Euskadi.
Tienen tanta experiencia en asuntos de rebeldía y terrorismo, que no se exaltan ni insultan, se remiten a describir los hechos y están al día de todo lo que ha ido pasando en ese país desde hace tiempo.
Además no juzgan, simplemente cuentan los acontecimientos.

En Facebook hay opiniones para todos.
Hay gente que me resulta desagradable porque insulta, simplemente por el hecho de opinar de diferente manera.
Los insultos me molestan tanto que he escrito lo siguiente:


AVISO:
A LOS QUE INSULTEN LES BLOQUEO.
BLANCA ORAA


Muchos se han adherido a la causa y lo que no saben bien, es que están cayendo amigos de verdad, que se comportan de diferente manera cuando se encuentran conmigo en la calle, que cuando publican lo que piensan en FB.

Me duele que llamen mamarracho y el pelucas y el coletas a personas que hacen su trabajo como Dios les da a entender.
No sé si lo harán bien o mal pero considero que nadie se merece ese trato.

A través de Luis Llach me enteré de que a España le llaman Ñ, me hizo gracia.

Ahora hemos ampliado el horizonte, veremos Bruselas que es una ciudad preciosa, en la que estuve dos semanas y me encontré tan a gusto que hubiera podido quedarme a vivir si no hiciera tanto frío.







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