lunes, 30 de diciembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y OCHO








Acabo de ver Hanna con una impresionante Charlotte Rampling en todo el esplendor de su magnífica madurez.
Es una mujer tan valiente que solo su presencia inspira respeto, belleza e inspiración.
También me gusta la construcción del film que permite que el espectador adivine lo que no se expresa.
Sutil, delicada, ligera, no apta para todos los públicos.
Me ha entusiasmado.
Me apetece recomendarla a las personas capaces de apreciar el minimalismo radical.










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