domingo, 1 de diciembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS OCHENTA








Ayer vi un documental que me mantuvo pegada a la pantalla con verdadero interés.
Se llama Bikram, trata de la biografía de un indio que tiene un método de yoga a 40º Celsius de temperatura, que causa furor en Los Ángeles.
Me resultó interesante y entretenido por varias razones.
He practicado diferentes tipos de yoga tanto en Europa como en India y lo echo de menos.
Aunque desconozco el Bikram y no estoy en condiciones de probarlo, me entraron ganas de volver al yoga ayudándome de un librito que tengo en mi mesilla que lo usé hace tiempo, la última vez que me rompí la pierna.
Resulta muy fácil y práctico porque lo puedo hacer en la cama, tumbada y aunque solo sea un ratito cada día, me sienta muy bien y me alegra la vida.
Es cuestión de dar el primer paso del que hablé hace poco y que me está reportando grandes beneficios.
El primer día solo fui capaz de hacer Mari Kondo durante cinco minutos y me agoté pero me produjo tanta satisfacción que me voy animando y cada día hago un poco más y se empieza a notar el vacío en mi entorno, que es una de mis aspiraciones actuales.




























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