martes, 3 de diciembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y DOS








En principio no soy una persona que se emocione con facilidad, sin embargo hay algo en Greta Thunberg que me llega al fondo del alma.
Se me humedecen los ojos cuando veo fotos de ella, tanto sola, sentada en el suelo frente al parlamento sueco al lado de un cartel con la frase: HUELGA ESCOLAR POR EL CLIMA, como al contemplarla hoy, tan tranquila en el puerto de Lisboa, saliendo del catamarán en el que ha atravesado el Atlántico, para poder asistir a la COP25 que se está celebrando en Madrid.
Me gusta su inteligencia, su constancia y su entusiasmo, todo en ella me inspira y suscita admiración.
Cuando me enteré de que es Asperger comprendí que es alguien muy especial.
Tengo un sobrino nieto que también es Asperger y desde pequeño me llamaba la atención su modo de comportarse.
Era tan delicado y único que yo le llamaba "el príncipe".
Cuando me enteré de que es Asperger comprendí muchas cosas.
Su madre escribió, con el consentimiento de su hijo, una valiente biografía de su hijo que leí con auténtico interés.
Poco a poco, a medida que me voy enterando de personas Asperger me doy cuenta de que son realmente importantes, como por ejemplo Bill Gates, Andy Warhol, Albert Einstein y muchos más que lo reconocen encantados, porque las personas Asperger son felices siempre que les dejen en paz.










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