lunes, 9 de diciembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y OCHO







He estado un par de días sin querer ver la serie Years and years porque me afecta demasiado.
Es tan buena y tan realista que luego me viene a la cabeza y me estremezco.
Tan explícita que resulta excesiva, no obstante mi intuición reconoce muchas de las acciones y conversaciones que aparecen en esa magnífica lección que debería ser pasada en los colegios, escuelas, universidades y sería conveniente que la vieran los políticos también, aunque no sé si se enterarían de algo porque como decía la doctora Verdugo tienen el lóbulo frontal atrofiado (sic).
Mientras tanto estudio las series y películas que pueden interesarme para estar entretenida durante estos días, en que solo me apetece descansar y estar en casa calentita.

Mattin ya está fuera, parece ser que tiene una hernia discal y hoy volará a Berlín en donde se encontrará a gusto con Lisa y Odita y podrá hablar con un médico en un idioma que conoce.
A primera vista el portugués puede parecer fácil pero a la hora de la verdad hay que tener el oído acostumbrado para entenderlo.
Lo sé por experiencia propia, lo mismo que con el italiano, que por mucho que a primera vista se parece al castellano, cuando he tenido cenas con italianos mi torpeza me mantenía en absoluta ignorancia.












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