viernes, 16 de junio de 2023

CUATRO MIL NOVECIENTOS TREINTA Y DOS

 





Cuando vivía con mis padres veraneábamos en Santurce y teníamos un balandro desde el que nos bañábamos casi todos los días por la mañana. 

Por la tarde a mi padre le gustaba navegar, generalmente iba él solo con el marinero, a veces yo iba con él y aprendía, otros días íbamos a pescar, me encantaba pescar cuando los peces picaban, si no lo hacían me aburría.

Recuerdo especialmente un día en el que vinieron algunos invitados y a mi padre se le ocurrió que nos bañáramos en alta mar, a mi me pareció fascinante, no obstante hoy en día tal y como están las cosas, ballenas, delfines, orcas cerca, casi no me atrevo ni a bañarme en las playas.

Ha cambiado mucho la vida.






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