martes, 4 de octubre de 2016

SESENTA Y UNO








Hace un tiempo espléndido pero ya no me apetece empezar a ir a la playa, sabiendo que mañana puede hacer malo.
Algunas chicas de la clase de Hipopresivos están morenísimas, siguen yendo todos los días que hace bueno y cuentan que el agua está estupenda.
Yo perdí el ritmo y ahora prefiero seguir la vida de otoño.

Suelo charlar con Cata Caro en Hydra y se ha ofrecido a venderme cuadros por Ebay.
Es una experta.
Vende todo.
Lo voy a intentar sin demasiadas expectativas.

Ayer bebí vino blanco en la cena y me sentó fatal.
Me he despertado en la mitad de la noche y he tenido una pesadilla.
Era un Marqués de Riscal estupendo, del que Gehry hace propaganda desde que hizo la bodega y ha conseguido que lo tengan en todos los restaurantes buenos de los sitios que él frecuenta.
Nunca me había sentado mal pero creo que ayer bebí demasiado.
Cuanto menos bebo, peor me sienta el alcohol.

Casi todas las personas con quienes salgo, han dejado de beber.
Algunos de mis amigos han sido alcohólicos y ya no toman ni una gota de vino.
Otros no beben a diario porque no se consideran talibanes y beben en ocasiones especiales.
Y yo hago algo parecido.
Si como fuera de casa, me permito beber un verdejo muy frío y me encanta.

Parece como si todo lo que rodea mi vida se hubiera puesto de acuerdo para que me cuide y haga ejercicio.
Por un lado me han desconectado de FB y sin ese entretenimiento tengo más tiempo.
Voy descubriendo clases suaves en Hydra, que me vienen estupendamente.
La de hipopresivos es perfecta para mi.
Me va bien para el suelo pélvico y para mis problemas de vejiga.

Solo dura media horita lo cual resulta muy agradable.
Me gusta y no me cuesta nada, porque he aprendido a hacer apneas en las clases de Pilates que tomo dos veces por semana en Las Arenas, en el gimnasio UP.
Allí hice la rehabilitación de la pierna rota y han hecho un trabaja extraordinario conmigo.
Llegué hecha un ecce homo y he conseguido andar sin ayuda.


Hoy tengo intención de probar la clase de yoga.
Todas las profesoras que voy conociendo, son estupendas.
A ver el yoga que tal, eso son palabras mayores.
He probado varias clases de yoga en mi vida, tanto en Bilbao como en India, con profesores buenos, malos y regulares, así que estoy deseando volver otra vez, porque me encanta.






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