miércoles, 31 de marzo de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS SESENTA Y OCHO

 





Tenía pendiente de ver la película de Claude Lelouch, Los años más bellos de una vida, que es una secuela de la más que famosa Un hombre, una mujer, que en su día batió todos los records del romanticismo francés, no me explico como he tardado tanto en verla, pero por fin hoy ha llegado el momento y no me queda más remedio que reconocer una vez más que mi espíritu es francés, me cuesta entender que no haya nacido en Francia aunque tal vez sea demasiado burda para ser francesa, me tengo que conformar con apreciar todo lo que viene de ese país, hace que me sienta muy feliz.

La película empieza con la frase de Victor Hugo:

Los años más bellos de una vida son los que todavía no se han vivido.

Solamente leer eso aligera mi alma y me prepara para ver una película de personas mayores, como yo, que ya empiezan a perder la memoria, que les cuesta moverse y que andan despacio, con ganas de disfrutar de lo que les queda de vida sin dejarse llevar por la prisa.

Recuerdo que cuando yo era profesora de dibujo y pintura en una academia de Las Arenas, había una galería de arte en la parte de abajo y yo daba clase en la parte de arriba, no sé cuantos años tendría, supongo que alrededor de treinta y cinco y casi siempre estaba nerviosa. 

Pues bien, un día cualquiera, viendo la exposición de pintura y se me acercó una señora mayor, comenzamos a hablar, no sé de qué, pero tengo claro que yo le dije que tenía ganas de ser mayor y ella se sorprendió y me preguntó el motivo.

Respondí sin titubear, le dije que tenía ganas de vivir tranquila, que ser joven me resultaba demasiado estresante, ella me respondió rápidamente:

Siento comentarte que ser mayor no significa necesariamente que te llegue la tranquilidad, en absoluto.

Me dejó perpleja, yo estaba segura de que con la edad los nervios dejaban de molestar, eso es lo que había deducido de las personas mayores de mi familia a las que siempre veía serenas.

Hoy, viendo la película he confirmado de que yo estoy en esa fase que tanto deseaba, no siempre estoy calmada pero si lo suficiente para hacer que mis deseos coincidan con lo que me está permitido, así que no tengo problemas si no puedo viajar o ir a fiestas o esas cosas que tanto preocupan a los jóvenes que son capaces de arriesgar su salud y la de los demás.






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