viernes, 19 de marzo de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS SESENTA Y DOS

 



He visto el documental autobiográfico de Jane Fonda, me ha encantado, sabía que era una actriz muy buena y una mujer estupenda e incluso le había seguido bastante desde que vino a Europa y se casó con el director francés Roger Vadim,  he visto muchas de sus películas, quiero decir que no me ha sorprendido conocerla en profundidad, no obstante reconozco que me ha inspirado y me ha suscitado admiración. 

Me sentí identificada con ella cuando a los ochenta años tomó la irrevocable decisión de no volver a salir con hombres, porque yo la había tomado cuando cumplí cincuenta y ha sido uno de las grandes determinaciones de mi vida.

Parece ser que a muchas mujeres nos hacen creer que lo natural es vivir en pareja, yo también me lo creía, hasta que me apeteció estar sola, más bien estar conmigo, eso es lo que decía Unamuno:

No estoy solo, estoy conmigo

Eso mismo me pasa a mí.

Leí una entrevista que le hicieron al dueño del famoso restaurante de Madrid, Casa Lucio, donde son populares los huevos rotos y a donde va gente célebre de todo el mundo, cuando le preguntaron quién había sido la persona que más le había impresionado de todos los que habían pisado su restaurante, contestó sin dudarlo:

Jane Fonda

Se me quedó grabado porque si alguien ha conocido gente de todo tipo, ese es Lucio, lo fundó en 1974 y desde entonces todas las personas de renombre que van a Madrid pasan por allí y vuelven, tanto políticos como deportistas, actores de cine, cantantes, ricos, pobres, jóvenes, viejos, todos sin excepción, Casa Lucio y sus huevos rotos es un imprescindible, así que si Jane Fonda le gustó a Lucio, su opinión no es  baladí.

Desde antes de la pandemia yo ya vivía en bastante distancia social, incluso antes del diagnóstico me sentía cansada y prefería estar en casa, supongo que la estaría incubando, nadie me lo dijo porque en el hospital no dan explicaciones, más no creo que una leucemia surja de la noche a la mañana, para que mute una proteína hará falta un tiempo, pues bien, durante estos años de vivir en soledad he hecho introspección y he llegado a varias conclusiones, que vienen desde un lugar profundo que hay dentro de mi y hace su trabajo si no le mantengo ocupado con asuntos superficiales, cuando menos lo espero aparece una especie de lucecita que me muestra algo que yo tenía escondido.

Esto es justo lo que me ha pasado cuando estaba medio echando la siesta y pensando en Jane Fonda y sus problemas con los hombres.

Me he dado cuenta y sin lugar a réplica que estaba engañada respecto a mi marido.

Siempre pensé que él me había engañado y por eso me pegué un susto cuando le fui conociendo, era mentira, él no me había engañado, había sido yo que me puse una venda para disculparme, porque me casé sabiendo que no era la persona idónea para mi, estaba tan atrapada que no me sentí capaz de dejarlo, me dejé llevar por el deseo que en aquel momento era más fuerte que yo misma.

Lo he visto tan claro que me he sorprendido y asustado, pensando que justo me doy cuenta de algo tan serio ahora que soy mayor, con poca salud e incapacitada para hacer muchas cosas, he llegado a sentir un poco de pánico, como si ya fuera tarde para enfrentarme a la verdad, en seguida se ha presentado ante mi una luz más potente que la anterior, dándome a entender que vivir en la realidad me va a proporcionar una vida mucho más plena que la que he tenido mientras vivía engañada y al mismos tiempo experimentaba esa plenitud que me hacía feliz.





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