sábado, 27 de marzo de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS SESENTA Y SEIS

 




Cuentan que cuando Victor Hugo empezó a escribir Los miserables no sabía lo que iba a contar, tan solo tenía cuatro personajes, a partir de los cuales desarrolló la gran obra maestra de la literatura francesa. 

No conozco la obra en prosa de Hugo, solamente algunos poesías que tenía que aprenderme de memoria cuando estudiaba en Burdeos, todavía me acuerdo porque me encantaban.

Estuve a punto de ir a ver la película Los miserables pero Carmen Aldámiz, compañera de clase de escritura y amiga, me dijo que era muy buena pero no me la recomendaba porque no lo pasó bien, era demasiado triste.

Por otro lado cuando vi la película basada en su hija, Diario íntimo de Adéle H. me sentí defraudada porque me parecía mentira que un padre pudiera permitir que su hija tuviera una vida tan desgraciada, aunque supongo que la hija hizo lo que le dio la gana, algo que los padres no siempre pueden evitar.

Nunca me he atrevido a leer su obra, solo sé que su vocación fue precoz, con solo catorce años dejó escrito:

Quiero ser Cateaubriand o nada (sic)

Me interesa mucho saber de donde sacan la inspiración los escritores, cuando leo en qué consisten las clases de escritura que anuncian en Instagram y veo los métodos en los que se basan me dan una pereza monumental, prefiero que la creatividad surja de otro lado, no considero imprescindible que esté basada en la imaginación, más bien me interesa el realismo.

Ahora estoy leyendo el último libro que ha publicado Rebeca Yanke, periodista que trabaja en el diario El Mundo desde el año dos mil cuatro y a quien conozco desde que nació ya que sus padres eran amigos, ambos murieron hace tiempo.

He seguido de cerca a Rebeca ya que publicaba sus artículos bajo el seudónimo de u minúscula en su blog Infinitos corpúsculos y me impresionaba todo lo que sabía sobre literatura, desde pequeña leía todo lo que caía en sus manos, es sobrina del famosos periodista bilbaíno del diario El Correo, Germán Yanke, que en paz descanse.

Rebeca ha tenido una vida intensa gracias a la cual ha desarrollado una sensibilidad extraordinaria.

Alguna vez me ha pedido que le hablara de sus padres porque le gustaría escribir sobre ellos, pero no he sido capaz de meterme en un terreno tan personal, lo pensé pero no me decidí a pesar de que ella estaba muy ilusionada.

El libro actual se llama La CIENCIA de la AMABILIDAD y no solo está muy bien escrito, sino que además es una buena manera de acercarse a los actuales filósofos que están en boga ya que ella, como buena periodista, no solo sigue leyendo muchísimo sino que también hace entrevistas.

Ha sido Beatriz la que me ha dado el sobre con el libro y me he emocionado, no solo porque quiero mucho a Rebeca sino porque además considero que es una gran escritora, culta y amante del castellano, es una persona a quien respeto y admiro.








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