jueves, 4 de marzo de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO

 





Llevo días en los que mi pensamiento está ocupado con una tragedia familiar, un sobrino ha aparecido muerto, parece ser que se ha suicidado, desconozco los detalles.

Decían que era un chico problemático pero ahí queda todo, por eso pienso que es mejor hablar, que sepamos cómo se encuentran las personas de nuestro entorno, porque es la única manera de poder ayudar a alguien cuando lo necesita.

En Proyecto Hombre insistían mucho en que habláramos, en que pidiéramos, que nadie puede adivinar, es lo mismo que en las relaciones sexuales, una vez hice un cursillo de sexología y también daban la lata con que era fundamental que nuestra pareja supiera lo que nos gusta, cada persona es diferente, todos somos aparentemente iguales pero únicos en gustos y muy particulares.

Así que constantemente me viene a la cabeza la madre de Jacobo, al fin y al cabo él ha descansado pero sus familiares están atravesando un momento muy difícil.

Yo sé lo que es perder un hijo y puedo decir con el corazón en la mano que es algo imposible de superar, no obstante el tiempo cura la herida y llega un momento en que el dolor baja y se convierte en una cicatriz.

No quiero hablar del tema, no es necesario, solamente quería expresar la importancia de expresar nuestros sentimientos, es mejor para todos, sobre todo para las personas que nos quieren y a las que queremos.

He visto una película que me ha parecido muy buena, me ha entretenido y sobre todo distraído, se llama Regreso a Hope Gap, buenos actores, paisajes maravillosos, bellos poemas y conversaciones inteligentes, muy realista. 











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