miércoles, 17 de marzo de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS SESENTA Y UNO

 




Estoy tan atontada y desorientada desde que estuve en el hospital que, aunque contenta porque me voy recuperando poco a poco, añoro cosas que antes me salían solas y ahora las he olvidado y me cuesta mucho empezar de cero otra vez, sobre todo lo relacionado con la informática. 

Echaba de menos a un amigo que tenía en Facebook, artista ucraniano, Yuriy Sivirin cuyo trabajo me interesaba bastante pero más todavía lo que publicaba sobre artistas contemporáneos que yo desconocía y que me parecían fascinantes, no todos pero algunos realmente me llamaban la atención. 

Creo recordar que se expresaba en ucraniano en alfabeto cirílico, lo cual significa que yo no entendía nada pero algunos de los artistas a los que él mencionaba escribían en inglés por lo que más o menos me iba arreglando.

He tenido suerte porque había olvidado su nombre y no lo encontraba en Facebook, sin embargo las cosas vienen cuando lo tienen que hacer y justo cuando estaba borrando los recuerdos que me manda Facebook, entre ellos había unpost de una artista americana, Cassie Arnold que había publicado Sivirin y a través de ella he podido ponerme en contacto con él, lo que considero un regalo ya que no hay demasiadas personas que hablen de lo que puede interesar a los demás.

Cassie Arnold es una chica joven cuyo trabajo está relacionado con el mundo de la mujer, lo hace sin avergonzarse, usando la técnica que le conviene para expresar el mundo femenino que solo pertenece a la mujer y utiliza los utensilios propios de ese trabajo, es muy actual, atrevida y atemporal, me ha gustado conocerla, llevo unos días estudiando su obra, me inspira y fascina su valentía.

Ha dado la vuelta al significado del mundo de la mujer, lo ha dignificado al convertirlo en arte plástico que expone en galerías de Estados Unidos y Europa. 

Tengo intención de seguirle la pista, me ha sorprendido.














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