viernes, 11 de noviembre de 2016

NOVENTA Y SEIS








He empezado a revisar mis textos con el propósito de seleccionar tres para “La Espiral” y es un trabajo arduo, ya que cada vez que leo un relato, constato que debo corregir algo e incluso si no es uno de los elegidos, lo hago como si lo fuera.
Que sea un trabajo peliagudo no significa que no disfrute llevándolo a cabo, sino que me exige una concentración diferente.

Jaime me sugiere que presente un texto muy antiguo, titulado "Un momento decisivo" publicado en agosto del 2015 que a él le encantó, de hecho es el que más le ha gustado de todo lo que me ha leído.


Gracias a que voy a la clase de natación por prescripción facultativa, porque si no fuera así, ayer me habría quedado en casa leyendo y corrigiendo mis escritos.
Tuve que hacer un esfuerzo mayúsculo para preparar la bolsa y tomar la decisión de ir a Hydra, mas una vez allí disfruté y aprendí, además de que me sentó muy bien y he dormido estupendamente.

Cuando estoy en casa me cuesta salir y cuando estoy fuera me cuesta volver.
Soy una contradicción constante, que solo puedo solucionar haciendo gala de una fuerza de voluntad, que está en proceso de crecimiento.

Indagar en las profundidades del ser implica un compromiso firme que no permite escurrir el bulto ante lo que molesta.


Me interesa la verdad por encima de todo, no obstante la mayoría de las veces se queda en un decir, porque miento más que hablo.


Se me quedaron grabadas las palabras de Santo Tomás de Aquino (1224-1274) filósofo y teólogo:


"El estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ha comprendido: la verdad".








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