martes, 5 de octubre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS DIEZ

 




No corren buenos tiempos para la lírica, no obstante retrocediendo un poco tuve acceso a través del documental filmado hace tiempo y presentado en 2019: Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese en Netflix y disfruté como en mis mejores años de aprendiz de jipi.

Desde que conocí a Zampa he tenido un gran profesor para aprender a apreciar a Bob Dylan que es un experto en Dylan además de un apasionado, pero creo que hasta ver el film de Scorsese no había captado lo esencial del más que merecido premio Nobel.

Me transportó a aquellos años en los que la poesía marcaba la vida de cada día y los poetas eran contemplados como se merecen.

En el año 75 cuando Dylan hizo esa gira yo tenía 29 años y aunque aparentemente estaba empezando a vivir ya me habían sucedido tantas cosas que parecía que estuviera en el final y la música era una de las grandes alegrías de mi vida, iba vestida estilo Dylan, con flores en mis sombreros y había roto los lazos con casi todo lo que habían pretendido enseñarme, me había convertido en una hija de las flores y marcaba mi propio ritmo hasta que las cosas se torcieron y no me quedó más remedio que hacerme la buena para que me dejaran en paz por lo menos un ratito.

Desde entonces he pasado por muchas etapas hasta que me llegó la leucemia, esa ha sido definitiva, ahora sí he cambiado de verdad, intento ser humilde y aprecio cada momento de mi vida como algo milagroso, muy brillante y lleno de esplendor.







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