miércoles, 20 de octubre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS VEINTIUNO

 





He visto un buen rato del documental sueco The feminister y he aprendido la importancia de una mujer valiente en la política exterior, pero no he sido capaz de seguir porque a pesar de que me estaba interesando mucho, al mismo tiempo me aburría.

Elogio a las mujeres que son capaces de meterse en política, sobre todo si tienen ideas feministas y las ponen en práctica en su trabajo, poco a poco son ellas las que consiguen que las demás mujeres, las que todavía estamos supeditadas a una cultura patriarcal instalada en las familias y heredada por tanto de madres a hijas, podamos poco a poco dar pasos que van tomando fuerza a medida que pasa el tiempo, no hay que olvidar que este tipo de asuntos requiere paciencia e insistencia.

Suecia lleva gran adelanto respecto a los demás países. 

Suecia fue el primer país del mundo en culpar a los clientes que compraban sexo, Francia siguió a Suecia y ahora empiezan a hablar en España de abolir la prostitución.

Cuando yo vivía en Los Ángeles, California, había una piscina en la urbanización con jacuzzi, sauna y ducha que resultaba agradable.

Me encontraba un día en la sauna con mi amiga Claudie, parisina residente en Los Ángeles como yo y entró un señor que también vivía en mi urbanización, se sentó tranquilamente, se quedó un buen rato y se marchó sin decir adiós.

Claudie, que llevaba varios años viviendo en Malibu me comentó:

Los hombre americanos tienen tanto miedo a ser acusados por molestar a las mujeres que no se atreven ni a mirarnos.

Tenía razón, es muy diferente el trato con las mujeres de un americano comparado con un europeo, son mundos opuestos, sin embargo en la calle, en público, cuando te ven unas cuantas veces en correos o en las tiendas, te saludan con toda naturalidad sin esperar respuesta, una menera diferente de hacer vida social.





  

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