sábado, 23 de octubre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS VEINTITRES

 




Llevaba unos días incómoda porque me parecía que las cirujanas de Osakidetza se estaban pasando con las pruebas para quitarme un tumorcillo benigno que no tiene importancia y aún así he tenido que hacerme dos biopsias, cinco radiografías y una extracción de sangre con una aguja que hacía daño en el reservorio, que bastante sufrí cuando me lo pusieron.

Todo lo que me han hecho hasta ahora significa que he tenido que madrugar, meterme en un hospital que no es lugar de mi agrado a no ser que realmente lo necesite, esperar, cansarme y llegar a casa agotada, con la sensación del deber cumplido y también de que me estaban tomando el pelo por hacerme más pruebas de las necesarias, no obstante, hoy, mientras charlaba con una chica a quien hacía mucho tiempo que no veía, al contarle mis novedades y decirle que había tenido leucemia, he comprendido que con esos antecedentes es lógico y de agradecer que me preparen con todo el cuidado del mundo, ese momento de iluminación me ha puesto de buen humor porque he entendido que me están cuidando mucho y bien.

Soy desconfiada por naturaleza como buena Piscis.

Ayer vi la película Calle de la humanidad 8, en Netflix, no voy a decir que sea la maravilla del siglo pero es entretenida y el final es precioso, me puse muy contenta, además me encantó ver a Jorge Calvo que es un excelente actor.

Hoy ha hecho un día espléndido y he salido por la mañana con la intención de sacar fotos, he ido al puerto deportivo porque allí siempre encuentro motivos interesante y sobre todo puedo aparcar, pero he salido deprisa y corriendo porque estaba lleno de gente, había olvidado que los fines de semana es mejor no salir de casa, sobre todo si hace bueno porque llenan todo y no queda tan bonito.






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