martes, 31 de octubre de 2023

CINCO MIL CUARENTA

 




He tenido consulta con la neuróloga y me ha dado de alta, así que ya no tengo disculpa para equivocarme o no acordarme de algo. 

Casi me he pasado el día viendo el juramento de la princesa de Asturias y aprendiendo a sentarme con las piernas juntas que, además de ser la manera correcta de hacerlo entre la realeza, es lo que me recomendaba el osteópata francés que me trató cuando me rompí el hombro.

Me ha entretenido y me he acordado que hice lo mismo cuando coronaron a Carlos III de Inglaterra aunque son cosas distintas.

Me hubiera gustado ver lo que pasa en la fiesta privada con la llegada del emérito pero eso no lo publican, es demasiado íntimo.

Los periodistas inventan palabras, se copian entre ellos y a mi cada vez me gustan menos:

Lo que antes se decía comparación, ahora se dice la comparativa, tampoco me gusta la muletilla "como no podía ser de otra manera" y me disgusta que utilicen comprar cuando aceptan algo ni "abrir un melón" o "entrar es ese jardín".

Ayer hicieron una entrevista a un profesor de literatura que lo había dejado porque no aguantaba la falta de interés de los alumnos y me gustó cómo hablaba.

Empiezo a tener cultura televisiva, no tiene ningún interés pero me medio entretengo sin hacer esfuerzo, aunque me doy cuenta de que es una pérdida de tiempo total, investigo todas las cadenas, aún así, rara vez se salva alguna.




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