martes, 6 de junio de 2017

TRESCIENTOS UNO






Pasan los días, cada uno es nuevo, diferente, intenso, delicado.
Poco a poco voy descubriendo que el secreto reside en recibirlos como si estuviera esperando a un huésped que viene de viaje con regalos, que iré abriendo uno detrás de otro cuyo significado tendré que aprender a interpretar.

No hay prisa.
No me siento presionada, puedo tomarme mi tiempo, solo exige mi concentración, no debo distraerme.
El propósito de los obsequios es aprender a disfrutar, por lo que no debo asustarme si a primera vista no me gusta la envoltura.
Abro el primer paquete y tranquilamente, sin ponerme nerviosa, reacciono como considero oportuno, viendo así, que a medida que va apareciendo lo que tiene dentro, experimento un placer inesperado, nuevo, maravilloso.

No más ni menos que el secreto de la vida.

A veces, a través de una frase, me llega un aviso de que me estoy durmiendo en los laureles y no me queda más remedio que hacer un esfuerzo, para salir del estado de beatitud en el que me encuentro.
Ejemplo:

“No hay mayor fracaso que aceptar el fracaso”

Me ha afectado.
Tengo la sensación de que me he descuidado en algunos asuntos importantes y esta frase ha sido un toque de atención.
Todo lo que necesito me viene y me ayuda.
El único requisito es que debo estar despierta.

A pesar de que mi sombra me juega malas pasadas, cuento con la enorme ventaja de tener una intuición poderosa, que va marcando el camino que debo seguir.
Lástima que mi fuerza de voluntad no esté a la altura.
Tengo que hace esfuerzos sobrehumanos para llevar a cabo lo que me propongo.
Casi nunca tiro la toalla aunque me avergüence de mi misma, prefiero caer y levantarme, antes que darme por vencida.

Me impresionó mi hijo Jaime cuando me contó que había hecho diez y seis veces la tesis del master.

He podido observar que se puede tener una fuerza de voluntad extraordinaria para algo concreto y sin embargo, carecer de ella en otros campos.
Supongo que la gracia reside en tenerla para lo que resulta más difícil.

Al describirme mientras escribo, es como si me mirara en un espejo y eso me ayuda a poner orden en mis asuntos.
Altamente recomendable.
Me refiero a escribir un diario.








No hay comentarios:

Publicar un comentario