viernes, 8 de diciembre de 2023

CINCO MIL SETENTA

 





Me tranquiliza saber que hay un terreno de mi vida que es secreto, me refiero al político.

Nadie sabe ni puede saber a quien he votado, varias personas me lo han preguntado y he sido capaz de callarme amparándome en el voto secreto.

Solo lo sabe una persona que es de toda mi confianza y estoy segura de que no suelta prenda, ni siquiera vive en España.

Me gusta mucho dar noticias, tengo alma de periodista, pero en este tema he sido capaz de mantenerme callada, no ha sido fácil, aún así lo he conseguido.

Si mi madre estuviera viva me habría costado más porque era muy preguntona y yo le tenía miedo y respeto, no obstante nunca llegó a preguntarme directamente a quien había votado, porque su primera pregunta que acababa con la conversación, era:

¿Has votado? Recuerdo que el tono que utilizaba era amenazador y yo me sentía obligada a contestarle y en principio prefería no mentirle.

Ella daba una importancia capital al hecho de votar, supongo que lo consideraría un deber de buen ciudadano, y si yo contestaba afirmativamente, terminaba la conversación, por eso me siento más libre ahora que ella no está.

Me produce una sensación protectora que sea un tema personal y secreto, me encanta.

Tengo la impresión de que en otros temas, la mayoría, la gente se siente con capacidad para hablar e inventar, sin embargo el de la política es intocable, no solo porque el voto es secreto sino también porque se puede cambiar sin sentir culpabilidad, por lo menos entre la gente que yo conozco.







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