lunes, 4 de diciembre de 2023

CINCO MIL SESENTA Y SIETE

 





Me pregunto por qué nadie nos explica los problemas que presenta la vida antes de que lleguen.

Supongo que habrá personas muy listas que los ven venir, no obstante reconozco que no es mi caso.

La única vocación de la que estaba segura era la de ser pintora, nunca lo dudé, hasta tal punto que rezaba para ser pintora aunque fuera mala, tan grande era mi deseo.

Si se me llega a plantear el problema de elegir carrera como les pasa hoy en día a mucha gente joven, no sé que hubiera sido de mí, nunca dudé de que quería ser pintora, era mi destino y hasta en eso metí la pata, nadie me asesoró ni me aconsejó.

Incluso cuando me enamoré y me casé, seguía pensando que lo mío era la pintura y tuve la gran suerte de que inauguraron en Bilbao la carrera de Bellas Artes y pude hacerla tranquilamente estando casada y siendo madre de tres hijos.

Si por lo menos hubiera sabido que también me gustaba escribir podía haber estudiado filología y ahora tendría más seguridad en mí misma cuando escribo en mi blog.

Acepto la vida como viene, no tengo aspiraciones ni sueños, vienen las situaciones y las afronto lo mejor que puedo, sabiendo que lo principal es la aceptación.






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