martes, 12 de diciembre de 2023

CINCO MIL SETENTA Y UNO

 





A juzgar por lo que que leo y veo, la mayoría de los negocios se hacen por favores entre familiares y/o amigos.

Me acordé de que yo tuve dos ocasiones importantes de hacerlo y no las aproveché, no recuerdo el motivo, supongo que no me apetecería, me sentiría incómoda o no me pareció el momento oportuno.

La primera vez fue cuando un señor viudo que había estado casado con una prima mía y que me había comprado unos cuantos cuadros, me ofreció organizarme una exposición en el IVAM (Instituto valenciano de arte moderno) me dijo que estaba saliendo con la directora y que lo tenía muy fácil.

Le dije que muchas gracias pero que no era buen momento para mí, no recuerdo por qué, no lo acepté.

La otra vez fue con una amiga de Bellas Artes con quien había estudiado toda la carrera.

Ella había hecho el doctorado y me ofreció darme todas las facilidades para que yo hiciera el mío con ella.

Tampoco recuerdo el motivo de mi negación pero tampoco acepté.

Ambas ocasiones hubieran sido estupendas pero no quise aprovecharlas.

Tal vez no me apeteciera hacerlas de esa manera.

Total que al final me voy enterando de cosas que me hacen pensar que la mayoría de la gente hace triquiñuelas y así consiguen sus objetivos.





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