jueves, 7 de diciembre de 2023

CINCO MIL SESENTA Y NUEVE

 





No me entra en la cabeza que haya guerras en un mundo de personas mayores, aunque comprendo que cuando vivía mi madre le pregunté si estaba de acuerdo con las guerras y que llamaran a sus hijos para participar en ellas y me contentó sin dudarlo:

¡Como un solo hombre! 

O sea, quería decir que hasta ella iría y daría sus joyas como las entregó a los nacionales en la guerra civil.

Cada vez que veo la Sexta, que en realidad es la única en la que realmente se ve lo que está pasando en las guerras de Ucrania y Gaza, me pongo peor.

No puedo soportarlo.

Tampoco puedo con los africanos que vienen en patera, eso si llegan.

No lo puedo soportar.

Me impresiona que en Ucrania estén a 3 grados bajo cero, aquí no sé a cuantos estamos, creo que a diez sobre cero y yo estoy destemplada y ni siquiera me atrevo a mirar por la ventana.

Todo lo que hay a mi alrededor me pone enferma.

No sigo porque todo lo que me viene a la cabeza es horroroso.

Jamás pensé que me tocaría saber lo que está ocurriendo.






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