jueves, 30 de noviembre de 2023

CINCO MIL SESENTA Y TRES

 





Tengo auténticos problemas para trabajar con el ordenador.

Motivada por le necesidad, me metí en un anuncio de Instagram en el que anunciaban que invirtiendo 250 euros podía hacerme millonaria. 

Me lo creí y me metí.

Tras varias conversaciones horrorosas, detesto las financias, aparentemente mi cuenta empezó a subir por lo que mi ambición rompió el saco y metí más dinero, se trataba de invertir en coins que es esa moneda de la que tanto hablan y mi cuenta subía y subía, así que le dije al que estaba al otro lado del teléfono que me empezara a mandar dinero porque verlo en una cuenta de cambio, no me resultaba práctico. 

El supuesto agente financiero me empezó a hablar de Fiscalía y yo insistí en que hiciera lo que tuviera que hacer pero yo quería ver dinero.

A estas alturas del proceso se supone que en mi cuenta ya había 110.000 euros.

Recibí un mail del banco en el que estaba mi supuesto dinero diciendo que para mandármelo yo tenía que dar el número de una cuenta en la que hubiera 40.000 euros, que es así como se hacen los negocios de ciertas cantidades.

Me sentí tan impotente que lo comenté con una persona de mi confianza que es economista y me dijo que era una estafa, que no hiciera ni caso.

Seguí sus consejos y dejé de coger el teléfono cuando llamaba el asesor.

Ha pasado el tiempo, un mes o dos y hoy he recibido un mail en el que me dice que sigue con interés los movimientos de mi cuenta.

No he podido mirarla porque ya me he olvidado de cómo entraba en ese banco inglés, además me gustaría saber qué pretende hacer con ese dinero que se supone me pertenece.

Me siento incómoda por haberme dejado tomar el pelo como Tony Leblanc con el timo de la estampita.

Además de imbécil e idiota.











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